Cómo hacer una prueba

Planificación de una prueba de campo

Realizar pruebas de campo no consiste únicamente en tener a un grupo de lechones alimentados con dos programas de alimentación diferentes y ver cuáles crecen más o cuáles convierten mejor.

Para todos los estudios de campo, debemos tener en cuenta cuatro aspectosanimales, instalaciones, alimentación y distribución de los tratamientos, registro de datos y análisis de resultados.

 

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Animales

Se deben tener claros cuántos animales se van a necesitar para la prueba.  Hay que conocer con antelación cuántos animales van a llegar, el estatus sanitario, la genética y el peso de los mismos.

Normalmente, cuando se reciben animales, los pesos se distribuyen alrededor de la media en una “campana de Gauss”. Teniendo en cuenta una desviación estándar, aproximadamente el 70% de los animales se encontrarán dentro de la media, y el otro 30% se distribuirá entre el 15% más grandes y el 15% más pequeños. Esto quiere decir que, si nuestra prueba es de 500 lechones, realmente necesitaremos un grupo de 715 lechones. Este aspecto es importante para tratar de evitar tener outliers o grupos extremos dentro de nuestro estudio.

Un estatus sanitario estable será fundamental para poder eliminar factores que puedan distorsionar los resultados, por ejemplo, problemas digestivos que hagan que los animales no sean capaces de expresar su máximo potencial de crecimiento. Así como, la genética, que permitirá adaptar el programa de alimentación según la misma.

Es importante también tener en cuenta la potencia estadística de la prueba. Debe contarse con un número suficiente de réplicas en cada prueba para poder obtener resultados significativamente válidos, o en su defecto, realizar diversas réplicas de la misma prueba, teniendo en cuenta que el factor época del año y animales variará.

Instalaciones

Las instalaciones deben estar limpias, secas y desinfectadas previamente a la entrada de los animales. La limpieza y desinfección de comederos y bebederos, así como de las fosas será también fundamental. Una instalación mal limpiada puede desencadenar problemas que hagan que la prueba no sea válida.

Del mismo modo, si las instalaciones están húmedas o la nave no está atemperada, esto hará que los lechones no estén en su rango de confort térmico y se apelotonen, dejen de comer, etc. Es por ello esencial, el precalentado de la nave y el establecimiento de una curva de temperatura. Cuantos más parámetros ambientales puedan medirse, más acotados se tendrán aquellos factores que puedan influir en los resultados. Por ejemplo, la medición de la humedad relativa y de la saturación de CO2 o NH4, nos dará información sobre el funcionamiento de los sistemas de ventilación de la nave.

Debe revisarse también el buen funcionamiento de tolvas o sistemas de alimentación y bebederos, tanto antes de la prueba como a lo largo de la misma. Se debe evitar que los animales queden en ayuno y que luego se empachen, con los consecuentes problemas digestivos que ello conlleva. Lo mismo sucede con los bebederos: debe revisarse el caudal de los mismos con el fin de evitar que se produzca cualquier obstrucción que pueda privar a los animales de la ingesta de agua.

Alimentación

Cuanto más tecnificado sea el sistema de alimentación empleado, más precisa y fiable será la información que se obtenga, pero obviamente, cada granja tiene su sistema y hay que adaptarse al mismo. Será necesario por ello, establecer protocolos de alimentación detallados; en los que se recojan los días de transición entre los piensos, los días estimados de cambio, los grupos asignados o los consumos estimados.

Deben realizarse analíticas periódicas de la calidad física-química y bacteriológica del agua, así como comprobar de manera rutinaria el pH del agua, sobre todo en los cambios de ácidos hasta que se ajuste al pH deseado.

Distribución - registro y análisis de datos

Una prueba puede llegar a no ser válida debido a una mala distribución de los grupos de estudio. Hay que tener siempre en cuenta que los animales próximos a los extremos de la nave, es decir, a puertas y ventanas, van a sufrir mayores fluctuaciones de temperatura, viento en el corral, etc, por ello, se debe procurar que en estas localizaciones haya distribuidos animales de todos los grupos a estudiar. Si la prueba se reparte en varias naves es importante que los grupos queden equilibrados. Por ejemplo, distribuyendo el mismo número de controles y tratamientos por nave.  Además, una vez realizada la distribución, debe comprobarse que no existen diferencias significativas entre los grupos a estudiar.

Una vez distribuidos, será fundamental tener claros protocolos a seguir a la hora de anotar las incidencias que se produzcan, es decir, cómo anotar las bajas, los tratamientos inyectables, orales, etc. Esto debe ir revisándose de manera semanal.

Será necesario registrar el peso de los animales o bien a nivel individual o a nivel de box desde la entrada hasta la salida de los mismos. El pesaje se realizará a cada cambio de pienso o según se establezca en el protocolo. Lo mismo en el caso de los consumos de piensos.

En muchas ocasiones, se evalúan también parámetros subjetivos cómo son el aspecto de las heces o el aspecto corporal de los lechones. Con el fin de objetivar al máximo esto, se han desarrollado diversos registros o scores que dan una puntuación según cómo de sólidas o pastosas están las heces; o bien, si los lechones presentan un aspecto homogéneo dentro el corral, el aspecto del pelo, etc, todo puntuable desde 0 al valor que se establezca como máximo. Este chequeo es recomendable que lo realice siempre la misma persona.

Toda la información recogida debe ser analizada estadísticamente para poder obtener los resultados comparativos a nivel técnico y productivo.